Siendo uno de oficio administrador del tiempo, hay tiempos en los que no es capaz de administrarse, incluso cuando el cambio de clima ayuda. Prometo recuperar el periodo. En Galicia llueve y como bien se sabe estamos hablando de arte, del que sale de estas tierras y del que se cocina a ¿fuego lento?, en otras partes. El horno está en Houston y en los fogones, uno de los grandes, pero sus chimeneas levitan sobre un Atlántico lleno de ceros y unos que nos expulsan mas nubes cargadas de agua. Joe Hardy no deja de trabajar y ya hay varios temas acabados totalmente aunque aún queda curro. Como siempre y un poco mas, Hardy no deja de sorprender, no es difícil tener con el la sensación de dejarle un niño y que te lo devuelva hecho un astronauta. El dirá que todo el mérito es del niño porque apuntaba todas las formas y la parte vocal-instrumental dirá que Joe es Dios, lo cual también es tan cierto como que de haberse hecho un hombre, fuera carpintero. Uno ya tiene ganas de poder ir publicando las letras en el XES y que puedan distraerse desde estas páginas con literatura. No es por dar envidia a los mas fans con la escucha previa, pero este disco será un placer para todos sus sentidos y no a costa de sus manos. Disculpen la horterada de texto pero la lluvia y la semana de recogimiento le obliga a uno releer el mito de Prometeo desde tantas perspectivas, para siempre concluir en el reparto de la banca, que se ha puesto Melancólico ¡Miserere!.
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